Del Rosales al Mercado Cuartel - Parte 4
Reconociendo el centro liberado
Y como por arte magia pasamos de una ciudad que estaba parcialmente en ruinas y abandonada al ahorcamiento del mercado a una calle turística como cualquier metrópolis del mundo en la calle Delgado.
Recomiendo acá visitar el Restaurente Pipirisnais , que un restaurante fusión de comida mexicana y salvadoreña, donde se come un buen taco al pastor con base de pupusa con una limonada de hierba buena con mango o fresa. Una advertencia si le hago al lector: traiga buen hambre y estómago joven que aguante una comilona. Los viejitos - como yo - debemos traer nuestra propia alka Selter u otros menjurjes para no perecer en el intento. ¿Notó las chancletas como decoración en el techo?
Nosotros sin embargo hicimos escala en Café Fulanos, que tiene un menú decente a precios normales. Divierten sin embargo los nombres de algunos de sus platillos como los desayunos Me levanté temprano o Me levanté temprano. Lo que sí creo es que la Crepa Indiscreta, debería llamarse La Golosa ya que lleva de todo.
Continuamos nuestro recorrido por la remodelada Plaza Morazán que se ha vuelta en un verdadero espacio público de la ciudad. La sensación de civilidad y conectividad contrasta fuertemente con el resto de la ciudad que tiene un carácter más duro. El Teatro Nacional se ha vuelto una especie de imán para cafés y artistas callejeros que le dan una imagen joven y moderna a la zona.
La palomita sobre la cabeza de Francisco Morazán pareciera reflexionar sobre los cambios que ha tenido esta parte de la ciudad en los últimos años.
Edificios que hace solo un par de años estaban en plena ruina y abandono han recuperado su espíritu y los citadinos hemos recuperado parte de nuestra ciudad.
Y con esto llegamos al verdadero propósito de nuestra caminata que era dar fe del desalojo de la Calle Delgado hasta el parque Zurita. Esta negocio esquinero es un testigo de lo que sufrido el centro por unas 3 o 4 décadas: hasta hace poco los negocios cubrian las aceras y buena parte de la acera por lo que no era posible ver la pintura del edificio. Muchas veces las construcciones hechizas interferían con las estructuras de manera que ni siquiera se podía pintar las paredes (de ahí los diferentes colores de la casa) .
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La resilencia de los comerciantes salvadoreños es admirable. No han pasado dos semanas de los desalojos y ya han empezado a mejorar las fachadas para deshacerse el estigma de ruinosos y abandonados. A la par vestigios de un pasado reciente menor glamoroso.
Y con eso se llega al Mercado Cuartel, que es en realidad el mercado de artesanías del centro. Sin las ventas tapando la entrada, la verdad es que el mercado a penas se reconoce.
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Para mi fue sorpresa que hubiese un calle paralela a la calle Delgado a esta altura. Todavía atónito como explorador que acaba de descubrir una pirámide maya en la jungla.
Aprendí mucho en este recorrido. Gracias
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